UN SALVAVIDAS LLAMADO UCHE

El Levante esta temporada es un clamor. El equipo tiene que apelar al corazón para levantar partidos que antaño levantaba con pegada arriba y solidez abajo. Es cierto que con la llegada de Alcaraz, el conjunto azulgrana ha dejado atrás las dudas en defensa, y que la llegada de Ramis y Uche, le han dado un salto de calidad al equipo, y si no es de calidad, por lo menos si de contundencia, en las dos demarcaciones en las que esta temporada más ha flojeado el equipo. 

Es curioso ver como el delantero nigeriano, que acaba de llegar, es el que mejor entiende lo que quiere Alcaraz para el Levante esta temporada. Busca el espacio, baja los balones, y genera un pase, que casi siempre encuentra un carrilero que le de continuidad generando una acción de peligro, para que el propio Uche o un inspirado Barral, saquen petróleo. La capacidad de adaptación al grupo y a la ciudad ha sido ejemplar por parte de ambos, incluso hemos visto a Kalu disfrutar de una mascletá estas fallas. Jugadores como Rubén, El Zhar, Morales o Xumetra, son un complemento de alto nivel para este jugador, que pese a estar en una liga menor el último año, no ha perdido el nivel competitivo ni el hambre por el gol.

Koné, Caicedo o Martins, fueron los antecesores de un Uche, que en apenas cinco partidos, lleva ya tres goles, los tres importantes y los tres dando puntos a su equipo cuando más los necesita. Ya hacía tiempo que el conjunto de Orriols no se mostraba serio en casa. Ahora lleva tres victorias consecutivas y van camino de la cuarta, si este sábado le ganan a un Celta de Vigo que está haciendo una muy buena temporada. 

El propio Valencia, el Málaga, Eibar o el Granada ya han probado la contundencia del equipo en el Ciutat, que no baja los brazos hasta que el colegiado pita el final. Este sábado hay otra batalla, en la que de ganar el Levante, ganamos todos, porqué más allá de ser o no granota, para Valencia como ciudad, tener dos equipos en primera división es algo al alcance de muy pocos, y que aprenderemos a valorar si algún día llega el momento de no poder disfrutar.